Bajo este arquetipo, las empresas establecen una relación de colaboración con su clientela para crear valor de manera conjunta. Las empresas pueden integrar a su clientela en sus procesos de innovación, o poner a disposición de la clientela los medios necesarios para que ésta explote su creatividad, beneficiando a ambas.

Bajo este arquetipo, las empresas ofertan productos y servicios que condicionan la posibilidad de cambio de empresa proveedora, producto o servicio de la clientela. La empresa genera estos costes de cambio mediante mecanismos tecnológicos, u ofertando paquetes de productos y servicios altamente interdependientes. Una estrategia común de estas empresas es la de ofrecer el producto principal a un precio bajo o incluso gratuitamente, y vender los productos asociados con altos márgenes.

Bajo este arquetipo, las empresas tienen una fuerte imagen de marca, que hacen del diseño y de la experiencia de las personas usuarias, un elemento de diferenciación de su oferta de productos y servicios. Su oferta, en muchos casos, está segmentada y responde a distintas tipologías de clientela, con un diseño centrado en las necesidades específicas de la clientela.

Bajo este arquetipo, las empresas establecen acuerdos entre diferentes agentes (empresas, instituciones públicas o privadas, personas individuales, etc.) que contribuyen con un recurso propio (activos, bienes, mano de obra, expresión creativa, etc.) a un fondo común del que otros agentes puedan sacar provecho. Los productos, activos o servicios se comparten, prestan, intercambian o venden ya sea con fines sociales y/o comerciales.

Bajo este arquetipo, las empresas gestionan la mayor parte de las actividades de la cadena de valor. Así, controlan los recursos y capacidades requeridos en el proceso de creación de valor que pueden ir desde el aprovisionamiento de insumos, hasta la recuperación del producto al final de su vida útil.

Bajo este arquetipo, las empresas disponen de los recursos materiales propios y personal cualificado necesarios para la realización de actividades destinadas tanto a la generación de conocimiento tecnológico, como a facilitar su explotación (ya sea por empresas existentes o mediante la generación de nuevas iniciativas empresariales).

Bajo este arquetipo, las empresas ofrecen productos y servicios en base a una filosofía de kilómetro cero, o cadena de suministro corta, que se basa en el uso de recursos locales en un entorno geográficamente cercano (por ejemplo, a una distancia menor a 100 km).

Bajo este arquetipo, las empresas proveen acceso temporal a los productos, instalaciones o equipos, mediante servicios de alquiler o préstamo. Las empresas obtienen ingresos continuos y previsibles ya que la clientela paga por la duración del periodo de alquiler. La clientela tiene acceso a un producto, instalación o equipo, que de otra manera le supondría un mayor coste o no podría permitirse (alta gama y prestaciones superiores).

Bajo este arquetipo, las empresas buscan el desarrollo de conocimiento que pueda ser protegido a través de mecanismos de propiedad industrial e intelectual, al objeto de explotarlo a través de licencias a otras empresas. El modelo, no busca la generación y explotación del conocimiento de la empresa para el desarrollo de productos propios, sino que busca generar nuevas fuentes de ingresos a través de la venta de know-how.